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Nosotros… allá.
Jesucristo mismo ha revelado
que Él acepta la piadosa contemplación de sus divinos padecimientos
como si en el tiempo de Su Pasión
el alma que hoy lo compadece lo
hubiera ayudado y socorrido,
le hubiera dado alivio y descanso en sus
mismos brazos
y en su mismo corazón
Beato Aníbal
María di Francia
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