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Vale la pena un sí...
Vale la pena decir al
Señor que sí.
Vale la pena comportarnos como San José,
que en
cuanto recibía una indicación de Dios, por medio de un ángel, en sueños, o
como fuera,
inmediatamente la ponía en práctica sin dudar, aunque
supusiese un desgarrón en su vida (…).
Lección muy grande -primero
de la Santísima Virgen y después de San José-
de obediencia a la
Voluntad divina.
Beato Álvaro del Portillo
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