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El pajarito y el águila. (II)
Muy derecho, muy
corto, y totalmente nuevo.
Yo siempre quise ser una santa. ¡Ay de mí!
Siempre noté que cuando quise compararme a los santos,
había
entre nosotros la misma diferencia que existe
entre una montaña cuya
cima se pierde entre las nubes
y el oscuro grano de arena que
pisotean los caminantes.
En vez de descorazonarme, me dije:
Dios no puede inspirar deseos irrealizables.
Entonces puedo, a pesar
de mi pequeñez, aspirar a la santidad.
Es imposible para mí crecer, y
debo conformarme con lo que soy con todas mis imperfecciones.
Pero
quiero buscar una manera de llegar al cielo por un caminito,
un
camino que es muy derecho, muy corto, y totalmente nuevo.
Así, el
pajarito con el corazón de un águila, el pajarito que está totalmente
consciente de su fragilidad, tiene asimismo la total confianza de que Dios
no le había dado un corazón de águila sin proveerle asimismo los medios de
realizar sus deseos.
Santa Teresa del Niño Jesús y de la Faz de Cristo.
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