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Las Lágrimas de Dios.
Las lágrimas se deslizan
ininterrumpidamente por el rostro divino de Jesús, que, aun siendo uno con
el Padre celestial,
aquí en la tierra sobrevive y sufre (...).
Y las lágrimas de Cristo son lágrimas de Dios.
De este modo, Dios
llora en todos los afligidos, en todos los que sufren,
en todos los
que lloran en nuestro tiempo.
No podemos amarlo si no enjugamos sus
lágrimas.
W. Van Straten
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