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Prisión de Jesús.
(Aquella noche, los judíos
encerraron a Jesús en una estrecha celda subterránea en la casa de Caifás).
Cuando nuestro Señor entró en esta prisión, oró fervientemente a Su
Padre Celestial que aceptara lo que Él había sufrido, y lo que habría de
sufrir, como sacrificio expiatorio, no sólo por los que lo ejecutaban, sino
por los que en eras futuras habrían de sufrir tormentos como los que Él
estaba atravesando, y serían tentados por la impaciencia y el enfado.
Anne Catherine Emmerich
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