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Un ser incompresible...
El hombre no puede vivir
sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida
está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra
con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él
vivamente (...). El hombre que quiere comprenderse hasta el fondo a sí
mismo (...) debe, con su inquietud, incertidumbre e incluso con su
debilidad y pecaminosidad, con su vida y con su muerte, acercarse a
Cristo. Debe, por decirlo así, entrar en Él con todo su ser, debe
“apropiarse” y asimilar toda la realidad de la Encarnación y de la Redención
para encontrarse a sí mismo.
Himno Exsultet
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