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Jesús niño, ¡verdadero niño!
Privar de su infancia
—¡de una infancia verdadera!— a quien mandó que nos hiciéramos niños, sería
robarle a Jesús algo muy grande. Es en ella donde se realiza por primera y
única vez la plenitud del espíritu infantil que han predicado Francisco de
Asís y Teresa de Lisieux.
Es más: Jesús ha sido el único ser humano
que ha logrado permanecer niño durante todos los segundos de su vida, el
único «pertinaz en la infancia», el único ser —junto con María— nunca
violado.
¡Permaneced fieles a la infancia! ¡No os hagáis nunca
personas mayores! gritaba Bernanos a los adolescentes, ¿y nosotros
robaríamos a Cristo este altísimo tesoro, sabiendo como sabemos que el mundo
sólo se sostiene por la dulce complicidad de los niños, los santos y los
poetas?
Fr. Martín Descalzo
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