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Para ponernos a pensar...
 
Tibi soli peccavi.

Del incumplimiento de la ley pueden derivarse desastres y sufrimientos,
pero pecado propiamente solo existe ante Dios.
He pecado contra el Cielo y contra Ti7, proclamará el hijo pródigo
cuando vuelve arrepentido a la casa paterna.
«Sin estas palabras: He pecado, el hombre no puede entrar verdaderamente
en el misterio de la muerte y de la resurrección de Cristo,
para sacar de ella los frutos de la redención y de la gracia.
Estas son palabras-clave.
Evidencian sobre todo la gran apertura interior del hombre hacia Dios:
Padre, he pecado contra Ti (...).
El Salmista habla aún más claramente: Tibi soli peccavi, contra Ti solo pequé (Sal 50, 6).

Padre Francisco Fernández Carvajal