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Lo sabríamos hacer sin Cristo…
Jesús no desprecia
ninguna de las luchas humanas. Pero luchar por la justicia humana era algo
que podríamos y sabríamos hacer sin que él viniera. El trae otra cosa. Otra
cosa que, además, ayudará a encontrar ese pan para todos. Jesús sabe que, si
él se dedica a cambiar las piedras en panes, las multitudes le seguirán y
fingirán creer cuanto él diga, pero, al final, ni siquiera sabrán de qué les
ha hablado. Por eso él, a lo largo de su vida, multiplicará los alimentos
sólo cuando sea estrictamente necesario y, aun entonces, a regañadientes.
Predicará algo que es tan necesario como el pan aunque no lo veamos así: el
amor, el entusiasmo, la verdad, la gran esperanza. Jesús, al contrario de
ciertos cristianos, que hoy parecen reducir todo su evangelio a la pura
justicia material, sabe que con sólo pan no se consigue el amor, pero que,
con el amor —si de veras existiera—, ya se habría conseguido el justo
reparto de los bienes materiales. ¿Su mesianismo entonces no tiene que ver
con la justicia terrestre? Sí, pero no se reduce a ella. Jesús traerá muchas
más cosas: la alegría, el entusiasmo, el encuentro con el agua que quita
toda sed: con la viva realidad de Dios.
Fr. José Luis Martín
Descalzo
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