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Para ponernos a pensar...
 
El mayor de todos los peligros.

Cuando el peligro aparece ¿qué tipo de protección buscas? Jesús vino a liberarnos del mayor de todos los peligros: la fuerza corruptora del mal, que destruye desde dentro y nos hace esclavos del pecado y de satanás (Juan 8:34).

El mal no es una fuerza impersonal que simplemente ocurre. El mal tiene un nombre y una cara, y busca adueñarse de cada corazón y de cada alma sobre la faz de la tierra (1 Pedro 5: 8-9). La Escritura identifica al Maligno por muchos nombres, "satanás", "beelzebul - el príncipe de los demonios", el "diablo", el "engañador", el "padre de las mentiras" y ; "lucifier"; es el ángel caído que rompió con Dios y estableció su propio ejército, y reina en oposición a Dios.

Don Schwage