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Si todas las flores quisieran ser rosas...
Jesús ha
querido darme luz acerca de este misterio. Puso ante mis ojos el libro de la
naturaleza y comprendí que todas las flores que él ha creado son hermosas, y
que el esplendor de la rosa y la blancura del lirio no le quitan a la
humilde violeta su perfume ni a la margarita su encantadora sencillez.
Comprendí que si todas las flores quisieran ser rosas, la naturaleza
perdería su gala primaveral y los campos ya no se verían esmaltados de
florecillas…
Eso mismo sucede en el mundo de las almas, que es el
jardín de Jesús. El ha querido crear grandes santos, que pueden compararse a
los lirios y a las rosas; pero ha creado también otros más pequeños, y éstos
han de conformarse con ser margaritas o violetas destinadas a recrear los
ojos de Dios cuando mira a sus pies. La perfección consiste en hacer su
voluntad, en ser lo que él quiere que seamos…
Santa Teresita
del Niño Jesús y de la Faz de Cristo.
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