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Ella y San José
No imaginemos que oscurecemos la
gloria del Hijo por la gran alabanza que prodigamos a la Madre;
porque cuanto más se honra, mayor es la gloria de su Hijo. No puede haber
ninguna duda de que todo lo que decimos en alabanza a la Madre da igual
alabanza al Hijo.
San Bernardo de Clairvaux, padre y doctor
de la Iglesia
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