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Para ponernos a pensar...
 
 El Niño llora...

Jesús llora, dice San Bernardo, pero no como otros niños, no por la misma causa. Ellos lloran de pasión; Él, de compasión. Los otros niños lloran porque les irrita el yugo que pesa sobre todos los hijos de Adán; Jesús llora porque ve los pecados de los hijos de Adán.

¡Oh, cuánto deberíamos considerar estas lágrimas de un Dios que se ha hecho nuestro Hermano! Si no hubiésemos pecado, Dios no hubiera llorado. ¿No deberíamos nosotros también, llorar por el pecado que Le entristece, por los sufrimientos que causa al dulce Niño que nace entre nosotros?