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Insatisfechos...
Deberíamos estar insatisfechos
con nosotros mismos cada vez que pecamos, porque el pecado es
desagradable a Dios. Pecadores como somos, seamos al menos como Dios en
esto: en que detestamos en nosotros mismos lo que le desagrada a Dios en
nosotros. En cierta medida, entonces, estaremos en armonía con la propia
Voluntad de Dios: precisamente porque encontraremos desagradable en
nosotros mismos lo que en nosotros aborrece nuestro Creador.
San Agustín.
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