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Ella y san José.
María, dame tu Corazón: tan
bello, tan puro, tan inmaculado; tu Corazón tan lleno de amor y de humildad,
para que yo sea capaz de recibir a Jesús en el Pan de Vida, y de amarle
como tú le amas, y servirle en el angustioso disfraz del pobre.
Santa Teresa de Calcuta
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